Los túneles de la Variante Sur Metropolitana se blindarán contra las emergencias (Bizkaia).


Noticia extraída de: www.elcorreodigital.com (Estíbaliz Santamaría).

El desafío técnico que planteó en su momento el complejo trazado de viaductos y túneles de la 'Supersur' acarrea otro reto: garantizar la seguridad de los tramos de galería. Una cuestión clave teniendo en cuenta que el 70% de la Variante Sur Metropolitana discurre soterrada. Su diseño incluye 14 túneles, que suman 22 kilómetros de los 36 que recorrerá esta infraestructura entre Muskiz y Kortederra. Además, algunos de ellos requieren atención máxima ya que se convertirán en los más largos de la red viaria vasca. Sobre todo el de Gallarta, con más de 4 kilómetros de longitud. Ayer, el diputado de Obras Públicas, Iñaki Hidalgo, desgranó cómo se equiparán las galerías para detectar y actuar ante posibles emergencias.

Los esfuerzos que la Administración foral ha hecho en materia tecnológica van encaminados «a detectar de inmediato cualquier contingencia para reaccionar cuanto antes», sintetizó Hidalgo. El pilar fundamental será la recepción de información en tiempo real y mediante distintas fuentes en los centros de control. Existirá uno en El Peñascal y otro de respaldo en Iurreta. Pero las medidas de seguridad comenzarán en el exterior.
Todo el trazado de la 'Supersur' estará controlado por un circuito cerrado de televisión y detectores de tráfico. De este modo, el centro de control podrá prevenir la llegada masiva de vehículos o cualquier contingencia originada fuera de la galería. Este trabajo de anticipación también se realizará a la inversa. Ante incidentes en un túnel, como un atasco, paneles digitales de mensaje variable informarán a los conductores en los puntos de decisión de la red de influencia de la infraestructura. Para gestionar el acceso a las galerías en casos críticos habrá barreras, semáforos y señales aspa-flecha en las entradas, que impidan una congestión circulatoria en el interior. ¿Y si el percance se desencadena dentro del túnel? El área de control contará con un sistema de detección redundante; es decir, sustentado en varias fuentes capaces de descubrir la misma incidencia. Esto asegura además la eliminación de falsas alarmas.

Fuego, el mayor enemigo:

El plan de seguridad manejará tres fuentes. La primera será el circuito cerrado de televisión, que estará controlado por un operario del centro coordinador. La segunda son los lazos de inducción instalados en la calzada, cuya función habitual es contabilizar el paso de vehículos. «En este caso, también nos servirá para localizar incidencias. Hay un lazo cada 80 o 100 metros, de modo que si uno detecta gran número de coches y el siguiente no detecta ninguno, significará que algo ha ocurrido en ese punto del trazado», explicó el director foral de Carreteras, Carlos Estefanía. La tercera fuente de información es la más sofisticada. Nació en el campo de los misiles y ahora la aprovecha la ingeniería civil. «Se trata de un detector automático basado en una imagen fija, con una matriz de píxeles que representa la carretera», describió Estefanía. Los objetos que pasan por el túnel se convierten en puntos en movimiento en esa imagen. Si un píxel permanece quieto durante segundos, se activa la alarma. Significa que un vehículo se ha detenido, que han caído objetos sobre la calzada o que hay algún peatón dentro de la galería. Gracias a estos tres sistemas, interconectados mediante un solo equipo informático, la Diputación se asegura de que detectará cualquier incidencia en el trazado soterrado en un intervalo de 10 a 30 segundos.

Quizá las emergencias más peligrosas dentro de un túnel sean los incendios. Por ello, los métodos de detección y reacción ante el fuego han sido los más meditados. En primer lugar, todos los equipos se han diseñado para el escenario más desfavorable: un incendio de 100 megawatios. Esto permitirá que los sistemas sigan funcionando pese a las llamas el tiempo necesario para asegurar la evacuación. ¿Cómo se detectará el fuego? Mediante un cable sensor continuo en todos los tubos de las galerías, detectores de humo, así como sensores de control de visibilidad y de niveles de óxido de carbono y de nitrógeno. Si el incendio se desencadena, los túneles dispondrán de extintores y una red de hidrantes que garantizará un caudal de 120 metros cúbicos por hora, cada 250 metros. La Diputación ha decidido instalar rociadores de agua únicamente en los falsos túneles, no en los excavados en los montes. Según Estefanía, «la prioridad máxima en caso de incendio es evacuar su interior y el mayor peligro a la hora de conseguirlo es el humo».

Se calcula que sacar a los ocupantes de 300 coches puede llevar 20 minutos y, durante ese tiempo, los sistemas de ventilación mantienen estratificado el humo en el techo. «Si pones en marcha rociadores, el aire se enfría y la visibilidad se enturbia», detalló Estefanía. Por tanto, queda descartado activar ese tipo de sistemas mientras haya gente en la galería. Sólo los instalarán en los falsos túneles «para activarlos tras la evacuación, con el fin de extinguir más rápidamente el fuego. En esos casos tiene sentido porque sobre el túnel habrá espacios públicos, pero en las galerías sustentadas por roca no hay ningún peligro porque el proceso de extinción sea más largo».

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